WRBion
siempre temió que sus escritos resultasen
aceptables, respetables, aplaudidos... y nunca leídos. Quizás sea un poco esto lo que ocurre con esta idea profunda acerca del estado mental adecuado para
el analista. Quizás también por eso es que se la somete a ella y a su aplicación a las más curiosas
mutilaciones.
La
frase es vulgarmente conocida como “sin memoria y sin deseo”, soslayándose una
tercera parte igualmente importante: la comprensión. Aunque acá no termina la
poda, se sustraen del enunciado también las impresiones sensoriales, como un velo que opaca la
visión de los hechos tal cual son.
WRB
fue fuertemente impactado por lo que Freud le cuenta a Lou-Andreas Salomé en
una carta retomando las enseñanzas de Charcot. Freud encuentra de utilidad “cegarse
artificialmente hasta ver aparecer patrones”. Retomando este espíritu, Bion
extrema el planteo técnico y dice en Atención e Interpretación (pág. 45) que como método para lograr esta ceguera
artificial he señalado ya la importancia de evitar la memoria y el deseo. Para continuar y extender el proceso incluyo
la comprensión y la percepción sensorial
entre las propiedades que deben evitarse. La
suspensión de la memoria, el deseo, la comprensión y las impresiones
sensoriales puede parecer imposible sin una negación completa de la
realidad; pero el psicoanalista está
buscando algo diferente de lo que normalmente se conoce como realidad;
una actitud crítica aplicada a lo que ordinariamente se designa como realidad
no indica que el propósito de tomar contacto con la realidad psíquica, es
decir, las características evolucionadas de O, sea indeseable. Este
procedimiento es válido en psicoanálisis y en otras ciencias; del mismo modo, F
es un componente esencial del procedimiento científico, por riguroso que sea.
(El resaltado es mío)
Estudiemos
un poco algunos componentes de este interesante párrafo.
Sin Memoria:
Sin
memoria no es con amnesia, ni sin recuerdos. Es sin una memoria voraz que
intente repetirse en el presente vaciando al futuro. Memoria pensada como
escondiendo un deseo de un pasado que no fue. La memoria de las notas de
sesión, de la sesión anterior, de la última interpretación. Lo que se debe
evitar es la memoria que obstaculice la asociación libre del analista. La
memoria es este pasado, esta turba de contenidos que avanzan sobre un
continente colocado en el futuro, al que despojan de su capacidad alojante.
Sin Deseo:
Sin
deseo como una memoria del futuro que no será. Sin un deseo colocado como
expectativa fuerte de que algo pase
con ese paciente: que mejore, que vuelva, que no se drogue, que viva, que
asocie, que haga o deje de hacer algo o cualquier cosa. Estos no son problemas
del analista, sino observar qué es lo que de hecho el paciente está haciendo o dejando
de hacer. El deseo habita el futuro como un continente rígido que despoja a
contenido de su capacidad penetrante.
Sin comprensión:
No sin
entender qué pasa, sino sin una comprensión apresurada que despoje de sentido
al contenido otorgándole uno prematuramente. No (sobre)comprender lo que el
paciente dice sin investigación previa y tolerar que los fenómenos puedan no
tener significado, del tipo: ah-ya-entiendo, claro-de-esto-estás-hablando,
etc... Sin comprensión como un hiperpresente voraz de pasado que no fue
(memoria) y envidioso de un futuro que no será (deseo). La comprensión, como
una nominación apresurada del apareamiento de contenido y el continente.
Sin impresiones sensoriales:
Sin
evidencias de los sentidos que saturen de experiencias sensoriales incapaces de
transformarse en experiencias emocionales. La evidencia de los sentidos es
pobre analíticamente hablando debido a la calidad de información que nos provee
respecto de nuestro paciente. Lo verdaderamente importante para un analista es
la evidencia mínima de la intuición, que es el sentido analítico por
excelencia.
Basado
en estas cuatro recomendaciones técnicas, Bion presenta la escucha analítica
basada en la intuición como un Acto de Fe que el analista debe hacer. Un Acto
de Fe que del lado del paciente se llama trans-Fe-rencia y del lado del
analista se llama F (Freud? Fe [Faith]? Fuego [Fire]?). Un acto de fe que puede parecer imposible sin una negación
completa de la realidad, equiparable a hacer la plancha en un agua
infestada de tiburones. Pero es la negación de una realidad que no compete al
analista. En este sentido, WRB es muy claro en un punto: hay que admitir que
existe un universo de cosas que sólo un analista puede ver y, en algunos casos,
personas que hayan atravesado un análisis en lo personal.
Este
estado emocional es el indicado, según Bion, para observar hechos (transformaciones)
con la mente de manera no voraz. Tal como vimos en Sobre
cómo leer a Bion, observar en medio
de incertidumbres, misterios, dudas, sin una búsqueda irritable del hecho y la
razón.
Este
es estado mental F, es fundamentalmente una refinada y afilada herramienta técnica,
pues favorece los dos baremos fundamentales de una tarea analítica valiosa:
paciencia y seguridad.
Citando
a Bion in extenso (Atención e Interpretación, pag. 117):
El analista que se haya guiado por lo dicho en este libro, en particular con respecto a la memoria y al deseo, debe ser capaz, en cada sesión, de conocer el material que, por familiar que pueda parecerle, se relaciona con lo que es desconocido tanto para él como para el analizado. Para lograr un estado mental análogo a la posición esquizo‑paranoide debe resistirse cualquier intento de aferrarse a lo que sabe. Para este estado y con el objeto de distinguirlo de la " posición esquizo‑paranoide " que debe reservarse para describir el estado patológico para el cual lo empleó Melanie Klein, he acuñado el término "paciencia". Mi intención es que conserve su asociación con el sufrimiento y con la tolerancia a la frustración.Debe conservarse la "paciencia", sin "un ansia exacerbada de llegar hasta el hecho y la razón" hasta que "evolucione" una pauta. Este estado es similar a lo que Melanie Klein ha llamado la posición depresiva. Para este estado utilizo el término "seguridad", cuyas asociaciones con las ideas de protección y de disminución de la ansiedad intento conservar. Considero que ningún analista tiene derecho a creer que ha realizado el trabajo requerido si no ha pasado por ambas fases: "paciencia" y "seguridad". El pasaje de una a otra puede ser muy corto, como en los estadios últimos del análisis, o puede ser largo. Pocos psicoanalistas, si acaso algunos, deben creer que pueden escapar a los sentimientos de persecución y depresión asociados comúnmente con los estados patológicos conocidos como posiciones esquizo‑paranoide y depresiva. En resumen, a la sensación del logro de una interpretación correcta le seguirá por lo general y casi inmediatamente una sensación de depresión. Considero que la experiencia de oscilación entre "paciencia" y "seguridad" es un indicio de que se está realizando un trabajo valioso.
Estas recomendaciones técnicas pueden
enunciarse resumidamente de la siguiente forma:
- No aferrarse a lo sabido (memoria). Lo sabido está obsoleto, lo único realmente importante en una sesión es lo desconocido.
- Tolerar cierto grado de des-conocimiento (paciencia).
- Tolerar la frustración de no entender la naturaleza de los contenidos del paciente, no saber qué es lo que está pasando.
- Favorecer el descubrimiento de lo que está de hecho teniendo lugar (seguridad).
- Desarrollar la capacidad negativa.
- Como dice George Manley Hopkins: sellaos ojos con doble oscuridad y descubrid la luz aún por crear. O como dice Poincaré: el pensamiento no es más que un relámpago en la larga noche, pero ese relámpago lo es todo.
Como se ve, ya no estamos en la rudimentaria definición que Freud diera a la escucha analítica como libremente flotante (por lo que el hecho de tomar notas durante las sesiones es un mala técnica analítica pues fuerza la atención a fijarse en una parte determinada de los contenidos del paciente); sino en su definición instrumental como un estado mental particular adecuado para la práctica del psicoanálisis. Un estado mental que requiere (y es pasible de) entrenamiento y tolerancia. Al igual que su contraparte instrumental, la intuición.
Pero
la intuición de qué? De qué tipo de realidad? Pues bien, es de esa realidad a
la que Bion denomina O y que vamos a presentar en el próximo encuentro.
Mientras
tanto, y como dato de color evocativo, Darío Sor decía que un analista es un
ciego, bajando a un sótano oscuro, buscando un sombrero negro, que ya no está
allí.
Finalmente todas estas consideraciones
nos conducen a que la mente del analista tiene que prepararse más para la
ignorancia que para el conocimiento. Lo propuesto es arrancarse los
grilletes conceptuales (y de cualquier otro tipo) que confinan nuestras mentes
al no descubrimiento.
Venia leyendo y pensaba que claro y copado que esta esto y empece a sospechar....hasta que confirme tu nombre al pie.
ResponderEliminarEl guachito de Leandro !!!
Besos
Excelente contenido. Te felicito por tu trabajo.
ResponderEliminarGracias Leonardo. Muy útil tu artículo. Lo leí hace unos años y hoy lo estoy retomando. Las ideas de Bion resuenan con planteamientos budistas acerca de la mente. ¿Sabes si hay alguna conexión de Bion con esa visión? ¿Alguna influencia? ¿Se habrá escrito algo sobre esto?
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