Vínculo K


Bion propone en “Aprendiendo de la Experiencia” (1962b) que existen tres registros humanos básicos que determinan vínculos característicos: Amor, Odio y Conocimiento (L, H y K, respectivamente, por sus siglas en inglés). Y los define de manera bastante clara:
1.     Amor (L): Amor es siempre amor por los hechos tal cual son. El vínculo L implica un contacto no deformado con los hechos que contemple las características propias del objeto sin homogenizarlo ni amalgamarlo.
2.     Odio (H): Odio es odio a la verdad de lo que los hechos son por mérito propio. H permite que el objeto sea desconocido.
3.     Conocimiento (K): Este es el vínculo más profundamente estudiado por Bion y lo define como la capacidad para tolerar la ignorancia. En este sentido no se trata del conocimiento adquirido sino de la capacidad para tolerar la existencia de un mundo no-conocido implicado en cada nuevo descubrimiento que se hace.

O

WRBion reinventa el mundo mental del psicoanálisis clásico en muchos aspectos.
  • No hay aparato psíquico ni mundo interno; es personalidad y parte de la personalidad (o funciones y factores).
  • No hay pulsión ni sus derivados (teoría traumática, RTN, sublimación, compulsión a la repetición), sino tropismos (espacio Sigma).
  • En el principio no hay Yo ni inconsciente; hay la matriz de una función capaz de crear inconsciente (función alfa).
  • El dormir no es el guardián del soñar; el soñar es el guardián del dormir (trabajo del sueño alfa).
  • En el origen no hay una falta; en el origen hay exceso a digerir.
  • El pensar no crea pensamientos; los pensamientos crean el pensar.
  • Existen pensamientos sin pensador, acciones sin agente y relaciones sin objetos relacionados.
  • El nacimiento biológico y el mental no siempre coinciden; se puede nacer sin haber nacido. 
  • No hay objetos, sino elementos.
Y estos son sólo algunos de los ejemplos más llamativos para aquellos fuertemente familiarizados con el psicoanálisis clásico.

Gran parte de estas ideas tienen su origen en suponer la existencia de una verdad última, desconocida e incognoscible de la que parte todo conocimiento. A esta verdad última la llama O (como la letra o, de origen).


Sin Memoria, sin Deseo, sin Comprensión, sin Impresiones Sensoriales


Habitué de cócteles y reuniones formales entre analistas formales (#oximorón), el silogismo bioniano para la escucha analítica es el objeto de esta entrega: sin memoria, sin deseo y sin comprensión.

WRBion siempre temió que sus escritos resultasen aceptables, respetables, aplaudidos... y nunca leídos. Quizás sea un poco esto lo que ocurre con esta idea profunda acerca del estado mental adecuado para el analista. Quizás también por eso es que se la somete a ella y a su aplicación a las más curiosas mutilaciones.

La frase es vulgarmente conocida como “sin memoria y sin deseo”, soslayándose una tercera parte igualmente importante: la comprensión. Aunque acá no termina la poda, se sustraen del enunciado también las impresiones sensoriales, como un velo que opaca la visión de los hechos tal cual son.

Sobre cómo leer a WRBion

Deje el lector desprevenido sus caparazones y corazas colgadas en el perchero de la entrada. Traiga consigo abundante tolerancia a lo desconocido: se avecinan terrenos plagados de herencias no mendelianas, pensamientos sin pensador, ideas salvajes que buscan ser domadas, métodos precisos de notación, vestigios de cuando éramos animales, transmisión de experiencias a través del tiempo y del espacio.

Wilfred Rupert Bion es un pensador inquieto que requiere del lector mucha generosidad mental y temporal. Es un autor para leer en bloque y salteado. O en orden cronológico. O conceptual. Lo que sí es imposible hacer es leerlo a las corridas o buscando definiciones precisas respecto de tal o cual tema.

Parafraseando a Cortázar, la obra de Bion es un modelo para armar.